martes, 26 de febrero de 2008

Deléitate en Mí  y Yo te concedere las peticiones de tú corazón(Salmos 37:4)

Yo puedo hacer por Ti mucho más de lo que tú podrías imaginar(Efesios 3:20)

Cuando tu corazón esta quebrantado yo estoy cerca de tí (Salmos 34:18)

Un día yo te limpiaré cada lágrima de tus ojos y te quitare
 todo tú dolor  sufrido  en esta tierra (Apo 21:3-4)



Dios es tú Proveedor que suple necesidades(Mateo 6:31-33)

(Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis.
(Jeremias 29:11 )

 El Te Ama Con Amor Eterno (Jeremias 31:3)

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna  (Juan 3:16).

DEJATE GUIAR POR DIOS!

Cristina maneja torpemente sus llaves, abre la puerta, y se derriba llorando en su apartamento. “¿Por qué, Señor? Hoy de todos los días”, clama ella. La pérdida de su empleo llega como el golpe final de una larga serie de decepciones que comenzaron con su divorcio dos años atrás. Entonces vino la muerte de su padre el año pasado. Solo hace una semana ella recibió llamadas acerca de su hijo abandonando la secundaria y su mamá regresando al hospital batallando contra el cáncer. Y ahora esto. ¿Cómo puede estar ocurriendo esto?

Preguntas en medio de lágrimas llenan sus oraciones esa noche. “¿Por qué es que yo hago lo correcto, pero no hay alivio? ¿Cómo puedes permitir que eso me suceda? ¿Dónde estás, Dios?”

Algunas veces se siente como que estamos golpeando las puertas del cielo, pero nos preguntamos aun si hay alguien del otro lado. Gracias a Dios, encontramos esta misma expresión franca en los Salmos, donde hombres devotos también cuestionaron al Señor. En el Salmo 42 el salmista se lamenta, “¿Por qué me has olvidado?” (v. 9). Y en el Salmo 43 él clama, “¿Por qué me has rechazado?” (v. 2).

En el Salmo 22, David cuestiona a Dios en un momento de total desesperación.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Lejos estás para salvarme,
lejos de mis palabras de lamento.
Dios mío, clamo de día y no me respondes;
clamo de noche y no hallo reposo. (Salmo 22:1-2 NVI)

Se siente como si Dios ha abandonado a David, lo ha dejado en la miseria, lo ha rechazado. ¿Se ha sentido usted tan acongojado y solo que usted solamente susurra gemidos y quejas de angustia? ¿Dónde está Dios? ¿Lo ha abandonado a usted? Las palabras fluyen en torrentes de dolor y emoción, algunas veces agitadas por el enojo y llenas del dolor que sentimos.

Pero el salmo 22 continúa. Envuelto en una batalla entre su corazón y su mente, David dice,

Pero tú eres santo, tú eres rey,
¡tú eres la alabanza de Israel! (v. 3 NVI)

La batalla entre conocer y sentir el amor de Dios es una a la cual todos nos enfrentamos. Sabemos que Dios non tiene exactamente donde Él nos quiere, ¡pero nos sentimos aplastados por las circunstancias! Perdemos a un ser querido, una carrera, un matrimonio, un sueño. Y clamamos, “¿Cómo puedo continuar confiando en Dios?”

En este salmo, David recuerda quién es Dios y lo que Él ha hecho en el pasado. Estos dos principios de guía importantes nos pueden sacar del borde de la duda que se desmorona y guiarnos a la tierra sólida de la fe.
 
Recordando el corazón de Dios

Primeramente, la naturaleza fundamental de Dios es buena. Él es un Dios confiable, que libera, salva, y redime. En nuestra noche oscura de desesperación, el único lugar a donde podemos voltear es Aquel al que David volteó para clamar sinceramente al Señor, buscando en Él refugio. Nuestra esperanza se basa en recordar quién es Dios. Él es el “Santo”, dice el salmista (Salmo 22:3 NVI). Él es “compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 103:8). Y a través de Jesús, tenemos acceso directo a este Rey celestial lleno de gracia.

Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. (Hebreos 4:14-16)

La esperanza para Cristina y para todos nosotros frente a una dificultad económica, a un dolor emocional, y al aguijón de la muerte reside en conocer el carácter de Dios. La Biblia nos recuerda que Su naturaleza intrínseca es buena, no mala. Compasiva, no insensible. Fiel. Amable. Confiable.

No solamente eso, en Jesús tenemos un Salvador que ha soportado la misma punzante angustia que atraviesa nuestra alma. Isaías nos dice, “Fue despreciado y desechado de los hombres, varón de dolores y experimentado en aflicción” (Isaías 53:3). En la cruz Él clamó las mismas palabras que David expresó muchos años antes: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mateo 27:46). Jesús mismo sabe lo que es sentirse abandonado 

Recordando la obra de Dios

No solo encontramos esperanza en Dios porque su naturaleza fundamental es buena, sino también encontramos esperanza al recordar lo que Dios ha hecho. En el Salmo 22, David recuerda cómo Dios rescató a sus antepasados; las muchas formas en que Él liberó a la nación de Israel.

En ti confiaron nuestros padres;
confiaron, y tú los libraste;
a ti clamaron, y tú los salvaste;
se apoyaron en ti, y no los defraudaste. (vv. 4-5 NVI)

Él también recordó la bondad de Dios hacia Él personalmente:

Pero tú me sacaste del vientre materno;
me hiciste reposar confiado
en el regazo de mi madre.
Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú. (Salmo 22:9-10 NVI)

Dependemos de Él porque Él se ha mostrado fiel en el pasado. Recordando su bondad hacia nosotros en el pasado nos ayuda a seguir adelante durante los tiempos de duda y de preguntas.
Conclusión

En su dolor, Cristina solo podia sentir la angustia de perder su empleo y la frustración de todas sus batallas. Como un Padre amoroso, Dios quiere que llevemos esas cargas a Él, que vertamos nuestros temores y nuestros dolores ante Él. Pero en medio de todo eso, Él nos ofrece la estabilidad de su carácter y los alentadores recuerdos de bendiciones pasadas. Como el maravilloso himno antiguo Gracia Admirable proclama: “La gracia me libró de perdición, Y me llevará al hogar.”

¿Qué ha hecho Dios por usted? ¿Puede usted recordar la obra de Dios en su vida?
Comience un diario. Escriba versículos que le enseñan específicamente acerca del corazón de Dios y de Su carácter.
Mantenga “Piedras de Dios” a la vista, recordatorios del cuidado de Dios, alrededor de su casa, en su coche, o en la oficina. Estas pueden ser fotografías, cuadros, flores; cualquier cosa que le recuerde la obra anterior de Dios en su vida. Como los israelitas en Josué 4, necesitamos recordatorios tangibles del impacto de Dios en nuestras vidas.
Visite lugares significativos que Dios ha utilizado a través de su vida. Exprésele a un amigo lo que Él hizo y cómo lo afectó a usted.
Vea sus pruebas como una oportunidad para acercarse más a Dios a través de la oración y la lectura de la Biblia. Decida no permitir que las dificultades causen una separación entre usted y el Señor.
Extraiga fortaleza de la familia de su iglesia uniéndose a un grupo de creyentes afectuosos que puedan apoyarlo y orar por usted mientras usted pasa a través de este valle oscuro.

lunes, 25 de febrero de 2008

(Mateo 21:22) Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

Conclusión: ¿Alguien está buscando cónyuge, o desea salud, bienaventuranza, paz, bienestar, ventura, gozo, felicidad, prosperidad?

Para ello necesitará de TRES cosas:




  • Primera: Conocer las promesas; se dice que son miles. Todas están escritas y descritas en la Biblia; no las cuente, recíbalas.

  • Segunda: Creer en esas promesas de Dios; decidirse a experimentarlas. Si somos de la fe de Jesús, somos hijos de Dios; podemos recibirlas. Si vosotros sóis de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sóis y herederos según la promesa (Gal 3:29)

Sólo que en el creer, está implícito el obedecer, área en la que tropezamos todos. Entrar en las promesas significa no coquetear a diario con el pecado, sino decidirse a entrar en una vida nueva ¿Sabía usted que no es difícil?

2Corintios 7:1 : Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Ese es el precio: limpiarnos de toda contaminación de carne.

Si se quiere, se puede; el problema es que muchos no están dispuestos a abandonar su naturaleza carnal y entrar en el área del espíritu, pero por el espíritu, es posible sujetar la carne ¿Puede creerme? Sólo que eso precisa de una disciplina espiritual diaria, cosa que cuesta trabajo, pero así es como se manifiesta un cristiano. Entrar no sólo en relación con Dios, sino en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Hacer caso de lo que dice Pedro: Baste ya vuestra pasada manera de vivir.

  • Tercera: Confirmar que es posible recibir las promesas de Dios. Nada mejor para entender las promesas que, recibirlas.

Toda promesa de Dios se cumple... compruébelo!

Sea usted testigo de que todas las promesas de Dios son en El si y en El amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.


Con sabiduría se edificará la casa


Hoy debemos de sentir un profundo y enorme deseo de mejorar. El inicio de un nuevo año es el momento para fortalecer nuestra Fe en Dios y tener nuevos sueños para comenzar el mejor año de la vida, porque el que se proponga convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.

Quién es capaz de decir: “Desde hoy, todo será distinto”, en mi hogar voy a desechar el egoísmo que tanto mal provoca, voy a dar mas amor y respeto a mi cónyuge y a mi familia, seré mejor padre o madre. Seré también diferente en mi trabajo, en mi forma de comportarme, es decir con mas responsabilidad, calidad y honestidad en lo que realice.Incluso voy a cuidar mi forma de ser, fortaleciendo los valores que me traerán prosperidad en todo lo que yo emprenda como es puntualidad, fidelidad y sinceridad a los que me rodean, santidad en mi vida, ser una persona trabajadora y productiva.


Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sè ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 1 Timoteo 4:12 Un año que Dios nos da, es un año que debemos de vivir con amor y mucho fruto espiritual.


Este año 2008 es una oportunidad mas para convertir la vida, el hogar, el trabajo, en algo distinto. Quiero algo diferente, voy a comenzar bien, así será más fácil seguir bien y terminar bien declarando que no estoy solo porque Dios está conmigo. Recuerden que la vida es demasiado breve.

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12